23 de Diciembre de 2019
No sabíamos hoy a las 11Am, si seguir el Loop o salir hacia Lao Cai, a meternos en el tren, la meteo no augura nada bueno, tenemos previsiones de entre 3 y 5 días de lluvias, y seguramente nos caerá alguna encima, ademas la niebla, Marie habla con gente que esta por allí y le dicen que mucha niebla, que llueve a veces y que no se ve nada, decidimos tirar una moneda al aire y que el destino elija por nosotros, no verlo estando tan cerca es una faena, pero ir y tampoco ver nada lo es doble, me asomo a la ventana y a salido el sol, es un espejismo lo se, arriba de las montañas veo la niebla.
Vamos haciendo las mochilas, por que hoy nos vamos pero aun no sabemos a donde, cargamos la moto, chaquetas, cascos, cámaras y decidimos intentarlo, si no lo vemos mala suerte, pero no nos rendimos fácilmente, somos duros, así que Loop, allá vamos.
Ponemos rumbo a Yen Binh, donde henos visto un Hostel para una noche, esta a 100 kilómetros, que por esta carretera serán 4 horas de moto, vamos parando de vez en cuando a estirar las piernas y a hacer pis... Sin mas novedad que los pueblos iguales se suceden, cada pocos kilómetros.
Los camiones los arreglan en cualquier lado, a este le estaban bajando motor.
Intentando que el dron nos siga...
Operarios municipales, podando, sorprende la canasta para ir sentado.
Llegados a Yen Binh, vamos al Hostel, que es un Hotel y esta bastante bien, 8 euros la noche, tenemos una cama y agua caliente, la limpieza brilla por su ausencia, descargamos la moto y decidimos salir a comer algo, pasamos por el pueblo arriba abajo y solo vemos sitios de esos, que sabes que pueden morir de una infección y que las ratas deben ser del tamaño de gatos, gatos no hay, creo que ellas los tienen acojonados, preguntamos en un par de sitios y nos dicen que es muy tarde, y que no nos dan nada, en otro, el tipo nos ve pasar con la moto muy despacio y nos llama cuando ya habíamos perdido toda esperanza de comer hoy, nos acercamos y Marie se dirige a ver que tiene en las ollas para comer, cuando vemos dos perros en un barreño, los están ablandando para quitarles el pelaje, son de tamaño medio, no diferentes de los que hay por la calle, la imagen nos queda grabada a fuego, yo creo que en las ollas ya están sus hermanos y le decimos que nos vamos, no quiero ver mas.
Paramos a comprar unos tomates en el mercado, algo de fruta y se acabo, comeremos en el hotel, es muy posible que a los turistas en las cartas, te dicen que es pollo, cerdo o vaca, pero yo vacas no he visto ni una, solo queda pollo o cerdo, y cuando te lo meten en un rollito o en una sopa... Solo puedo pensar ahora que todo es perro, me acuerdo de Neu... se que es cultural, nosotros comemos unas cosas y ellos se lo comen todo, todo es todo, deben preguntarse como somos tan idiotas de no comer perro, con lo rico que esta...
Hasta hoy pensé que los perros que se comían eran de una raza especial, que se criaban para ello, como los cerdos o patos, pero pensándolo bien, muchos están sueltos, como los pollos, las gallinas, etc, y no son de una raza o un tipo especial, estos del barreño, uno era blanco con manchas negras y otro una especie de pastor Alemán, son cualquiera, si le sumo a esto la limpieza inexistente, dan ganas de solo comer galletas, si el paquete lo abre uno mismo.
La ciudad o pueblo, esta construido a lo grande, unas calles impresionantes, una avenida cruza todo el pueblo, los edificios gubernamentales son de ordago, grandes, imponentes y bien mantenidos, parece que no pertenecen a este país, muchas personas trabajan limpiando las calles, podando, arreglando jardines, todas con un mono verde, no se si son voluntarios, presos, o trabajadores del partido, el caso es que el pueblo parecería construido para alojar a los mandamases.
24 de Diciembre de 2019
Segunda parte de la ruta, 85 kilómetros nos separaban de Ha Giang, al final fueron algo mas de 100, la carretera es buena, ancha, el paisaje anodino, aburrido, nada que destacar, mas pueblos de esos que solo tienen una calle, la carretera principal por donde pasamos, frutas, verduras, tiendas de ropa, de zapatos, todas al mismo borde de la carretera, carnicería por supuesto.
Aunque el pueblo sea pequeño, sucio y cutre, tiene los edificios del gobierno modernos, hay pueblos enteros que cabrían dentro de estos edificios, que no se si son el ayuntamiento, un cuartel, o la casa del jefe del partido aquí.
Esto es lo que peor llevo, desde que lo he visto, siempre pienso que me ponen perro en el plato.
Encontramos un templo, muy hermoso.
Llegamos a Ha Giang donde no tenemos alojamiento por que nos han contestado esta mañana diciéndonos que estaba cerrado, así que empezamos a buscar por aquí y por allá, no tardamos demasiado en encontrar el Riverside Hostel, que el cuarto piso tiene una habitación con vistas y baño privado, esta correcto por 8 euros, descargada la moto, salimos a la aventura diaria de comer, entramos en un sitio que al menos no tenia las mesas en la carretera, pero o sorpresa, no hay fotos, no hablan ingles, ni Mallorquín, así que pedimos algo, lo trajeron y fue una mierda, ni caliente estaba, solo pensar que nos quedan 2 meses mas de comer mal, me dan ganas de salir corriendo al aeropuerto...
Aprendiendo fotografía.
He llegado a la conclusión, de los Vietnamitas en general, comen para no morirse, solo por eso, tienen pollo cerdo buey o perro, con arroz o con verduras, arroz blanco siempre es su pan, pero el resto puede o no estar frió, lo sacan de la olla donde estaba y si tienes suerte estará tibio y si no la tienes pues frió, salvo 3 o cuatro veces y llevamos mas de 3 semanas aquí hemos comido fatal, incluso queriendo pagar mas por la comida que por el alojamiento hemos comido mal, y una cosa son las diferencias culturales que son abismales, y otra es la comida fría, o que en el mismo plato, una quemando y otra de la nevera...
Mercados, pocilgas, los suelos llenos de barro, mezclado con excrementos de todo animal que quiera pasar, mas las motos que pasan, escupitajos de los vietnamitas que no se cortan, es costumbre aquí, entre todo ello la carne expuesta sobre un madero que es heredado, cortan a las mujeres que lo requieran pedazos de esa carne, en la que segundos antes el o la carnicera a espantado algunas decenas de moscas que la estaban chupando, en ese ambiente, elegir algo para comer, es delicado como poco.
Limpieza, esto es un capitulo increíble, posiblemente haré un vídeo solo hablando de esto, las tiendas de motos, de móviles o de teles, están IMPECABLES, los sitios de comer dan ASCO, y no limpian desde la guerra, cristales, suelos, puertas, cuadros, lamparas, esta TODO de no tocar y no lo entiendo por que es donde comen, el resto de comercios igual, todos con esa ponzoña pegada en las paredes, como están en la carretera principal, todo el trafico ennegrece los comercios, y para que limpiar, total se va a ensuciar otra vez...
Honda, la casa Honda de las motos, esta presente en todos los pueblos, siendo el edificio de la Honda el mejor, mas limpio, alto e imponente del pueblo, no he visto tiendas de motos como Honda, con 100 o 300 motos nuevas en cada planta y suelen tener 3 o 4 alturas, bien iluminadas, modernas y limpias, si pusieran un bar en las tiendas de motos, facturarían mas que con las motos, por que creo que TODOS, los turistas las buscaríamos para ir a comer aunque solo fuera para ver a través de los cristales.
Podréis pensar que estoy un poco pesimista o que soy muy delicado para la comida que lo soy, pero mas que para la comida lo soy con la limpieza, que aquí no existe, y cada vez que me siento a comer en algún sitio, me pregunto a que mercado van a comprar... Es muy fácil ponerte enfermo, con alguna cosa a la que ellos están inmunizados desde críos.
La gente en general es amable, intentan entenderte y comunicarse con nosotros, son simpáticos, poco divertidos o tienen su humor que aun no hemos visto. Las diferencias sociales son abismales, no con nosotros los occidentales, entre ellos, estamos en una ciudad grande con buenos comercios, talleres, maquinaria, gente bien vestida y en el mismo sitios el otro 70% van mal vestidos, sin calzado, vendiendo con bicis o motos, o en la puerta de la casa 4 verduras pochas... Los niños sin escolarizar son legión, los vemos acarreando a la espalda a sus hermanos pequeños, mientras cortan o cojen leña, o simplemente caminan por la carretera hacia algún lugar a trabajar o a recados varios, supongo que no puede haber escuelas en todos los pueblos y los padres no podrán llevarlos a la del pueblo de al lado, es una pena no poder hablar con ellos mas que lo justo para movernos, las frases que se saben y las respuestas que esperan y nada mas, por que les preguntaríamos muchísimas cosas que vemos y no comprendemos.
Viajeros de nuestra quinta no hay, solo vimos una pareja que peinaban canas en Hanoi, saliendo de allí, otra en Sapa, todos los demás que son muy pocos, les doblamos la edad, creo que cuando eres joven, muchas cosas que para nosotros son inconvenientes para ellos puede ser divertido, dormir en literas rodeado de jóvenes, compartiendo aseo tipo mili, viajando en autobuses horas y horas incluso de noche muchos trayectos, comiendo mal, el trafico si alquilan moto, pero si tienes una edad o mas que edad si tienes conocimiento, intuyes el peligro a cada paso, en cada bocado.
No quiero engañar a nadie, el viaje en moto o al menos en el tipo de moto que puede comprar un viajero, es duro, vas muy despacio y menos mal, las etapas son de 100 a 160 kilómetros que son entre 3 y 6 horas de moto, cada vez que nos subimos a ella, es la mejor forma de tener autonomía, nos paramos, bajamos y visitamos, vamos y venimos como se nos antoja, eso no tiene precio, pero te han de gustar las motos, yo soy motero, mas que cualquier otra cosa soy motero, no concibo mi vida sin motos, Marie no lo es y se esta portando como una verdadera motera, se calza su traje, casco y bufanda y carretera, ella al menos puede disfrutar del paisaje, yo me limito a conducir y esquivar. En nuestra próxima aventura de la que aun es pronto para hablar, también hay una moto en mente, pero tranquilos todo se andará, tendréis que esperar hasta Agosto de 2020 para saber mas.
Esta señora golpeaba con alegría la campana durante la misa, y luego, cada vez, pareciera que le pedía perdón por aporrearla.
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