18 de enero de 2019
Como parada obligada ya que nuestro vuelo a Jordania sale a las 5 de la madrugada no nos queda mas remedio que salir de Crotone con tiempo, aprovechamos para conocer Bergamo.
Los apuntes de Marie, para este viaje que inicia aquí, pero que lleva varias semanas de trabajo, reservas, billetes, horarios, excursiones...
La città bassa de Bérgamo
La ciudad baja es el contrapunto perfecto a la ciudad que se esconde tras las murallas. Es ahí donde aparecen las amplias avenidas y surgen los edificios institucionales de una ciudad moderna que tiene mucho de lo que es el avanzado norte de Italia. La ciudad baja no es la modernidad en el sentido de rascacielos que uno pueda tener sino que se trata de una modernidad más decimonónica, con cuadrícula, museos, grandes fuentes y amplias galerías comerciales. Si bien uno halla monumentalidad y elegancia en Piazza Dante con las sedes de la Banca italiana, la Cámara de Comercio y el Palacio de Justicia, basta con seguir los pasos de Viale Roma hasta convertirse en Viale Vittorio Emmanuele II. Ya entonces nos encandilará la posibilidad de subir en funicular hacia el corazón de la ciudad alta.
Vamos a dar a conocer esta web, para los que queráis visitar, la verdad es que es una ciudad sin complicaciones, bien indicada y comunicada. http://www.visitbergamo.net/es/ Con los últimos recodos de los Alpes a sus espaldas, la italiana Bérgamo renace una y otra vez desde su colina fortificada. La città alta, uno de los conjuntos medievales mejor preservados y más sorprendentes de la Lombardía, observa bajo sus poblados hombros cómo la città bassa ha cometido el pecado de evolucionar en el tiempo. Dentro de las murallas venecianas surge en la cúspide de la colina un entramado de calles encantadoras que, con las Vías Gombito y Colleoni a la cabeza, transfieren sangre y alma a Piazza Vecchia, el corazón de todos los bergamascos de semblante alegre y amantes de la buena vida.
Mientras las tímidas estribaciones alpinas llaman a su puertas, a tan sólo 40 kilómetros de Milán y muy cerca de la zona de los grandes lagos, Bérgamo se explica desde lo alto de una colina repleta de vida e historia. Fue celta antes que romana, aunque las huellas del imperio fueran aplastadas sin contemplaciones por las huestes de Atila. Siglos después renació para formar parte de la República de Venecia y ser una brillante urbe medieval tanto en el interior como por fuera de sus murallas. Napoleón la conquistó, los austriacos la anexionaron a su imperio y Garibaldi la recuperó para una Italia por fin unificada.
Frente a nosotros el león de San Marco en el palacio municipal se sumerge sobre un pórtico que nos describe la Venecia política y civil. La figura, que es una copia dado que el original fue destruido por las tropas napoleónicas en 1797, nos recuerda su glorioso pasado antes de dirigir nuestra mirada a la Torre cívica, el símbolo de la ciudad. Recortando el cielo desde el Palazzo del podestà (alcalde) alberga un entramado de grandes campanas que repican con fuerza cada vez que dan las diez de la noche para recordar el antiguo toque de queda cuando las puertas de la ciudad amurallada se cerraban hasta la mañana siguiente. De hecho el conocido como campanone provoca nada menos que 100 toques de campana.
La conocida como città alta es el centro de todas las miradas. Expuesta en la cima de una cerro arañado por los siglos, vive rodeada de gruesas murallas de los tiempos en que fue sometida por el poder del león de San Marco. La Serenisíma República de Venecia fue dueña y señora de un emplazamiento estratégico esencial en territorio lombardo. Un dominio convertido en alianza beneficiosa para el pueblo bergamasco, que vio crecer su poder y su economía tal y como atestiguan las grandes construcciones realizadas en la ciudad, con imponentes torres medievales, señal de prestigio de los señores, iglesias profusamente decoradas y majestuosos palacetes. Incluso fuera de los muros fueron creciendo los burgos, como por ejemplo el de Via Pignolo, que dio cobijo a familias acaudaladas que por primera vez no tenían que ver con la aristocracia o el alto clero.
Si bien la catedral de Sant´Alessandro es lo bastante hermosa como para no perdérsela, el protagonismo se lo lleva la basílica de Santa Maria Maggiore. Es el templo religioso más destacado de toda la ciudad, con una obra iniciada en el siglo XII y rematada en el XVI. La estructura románica de la fachada no permite adivinar la majestuosidad de un interior donde el horror vacui está presente para no permitir bajo ningún concepto un solo espacio libre. Las bóvedas pintadas y su luminosa cúpula le ponen el color a una de las mayores obras arquitectónicas en tierras lombardas. El compositor bergamesco Gaetano Donizzetti, hijo ilustre de la ciudad, está enterrado precisamente en la basílica, de la que es recomendable percatarse en los finos detalles de cualquier elemento, pasando desde el coro hasta el confesionario.
Piazza Vecchia, una de las plazas más bellas de Italia
Comentaba anteriormente que entre Vía Gombito y Vía Colleoni existe un punto intermedio que las separa y que se trata, sin duda, de la mejor parte de la ciudad. Diría de ella el arquitecto suizo Le Corbusier que no debía tocarse jamás una sola piedra de la misma puesto que se trataba para él de la plaza más hermosa de toda Italia. Esta afirmación podría tildarse de exagerada, porque eso es mucho decir, pero no andaba desencaminado porque en cierto modo, sin ser tan conocida como otras lindas piazzas en territorio italiano, se trata de un lugar con un embrujo y una atmósfera fabulosamente real que huye del lado más turístico.
De Milán sale nuestro vuelo a Aman, Jordania.
He aquí algunos consejos a tener en cuenta a la hora de viajar a Bérgamo:
– Ryanair tiene una base en el aeropuerto de Bérgamo-Orio al Serio, por lo que la ciudad está muy bien comunicada con otros destinos europeos.
– Cada 20 minutos aproximadamente pasa un autobús que comunica el aeropuerto de Bérgamo-Orio al Serio con la ciudad (y al revés). Se trata del número 1, cuyo ticket cuesta 2`20€ el trayecto y te deja en los principales lugares de Bérgamo como la estación de trenes, Porta Nuova, Porta San Agostino y partes de la ciudad alta (ojo, a partir de medianoche su trayecto termina en Porta Nuova y no sube hasta arriba del todo). Hay varios buses que hacen esta línea pero que el que llega al aeropuerto se distingue con el símbolo grande de un avión, aunque lo mejor es preguntar al conductor para asegurarnos. El viaje entre el aeropuerto y el centro de la ciudad no debería llevarnos más de 15 ó 20 minutos.
Muy importante, el ticket del airport bus se compra bien en uno de los stands del aeropuerto o en una máquina que hay fuera y que no devuelve cambio. Si se va de la ciudad al aeropuerto el billete de bus se obtiene fácilmente en kioskos y estancos.
– De la estación central de Bérgamo salen trenes a Milán (Milano centrale) prácticamente cada 60 minutos. Es un viaje de apenas tres cuartos de hora que también se puede hacer en autobús, pero suele haber más tráfico y no viene a compensar demasiado. En los vuelos Ryanair, así como en los stands del aeropuerto, venden billete directo a Milán desde Orio al Serio y sin paradas intermedias. También se puede reservar un traslado a/desde el propio aeropuerto en un vehículo privado que te recoja o te vaya a buscar.
– Si vas a visitar más lugares además de Bérgamo (Milán, Lago Como, Lago Garda, pueblos lombardos, Verona, Venecia…) durante varios días y éste (o Milán) es un punto de partida es buena idea reservar un coche (puedes comparar precios y reservar con antelación a través de la web Rentalcars.com, que es un megacomparador de coches de alquiler y que suelen tener mejores precios que buscándolo específicamente por compañías). Hay rutas en coche preciosas desde Bérgamo y desde Milán para pasarse un tiempo recorriendo el norte de Italia.
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